MIGUEL ALBERTO GONZALEZ GONZALEZ
La diversidad y la inclusión tienen sentido si dejamos de creer que el estudiante es un ignorante, alguien que está en falta; las diversidades y las inclusiones son potentes si los sistemas jurídicos avanzan por la justicia, si nos dejan vivir en libertad, si los políticos no desaparecen los impuestos, si podemos decir nuestras ideas sin riesgo a ser perseguidos o expulsados de nuestro trabajo, de la institución formativa o de nuestro país mismo, si no nos fastidian, si nos enseñan a vivir en las diferencias, si nos formamos para vivir juntos.
Estar juntos, estar entre varios, estar entre diferencias no es consecuencia de una relación jurídica, ni del voluntarismo enceguecido por su propia probidad, ni de algún virtuosismo particular: se trata de la contigüidad entre los cuerpos ?es decir: el roce, la fricción, la caricia, el toque, etcétera? cuyo límite es doble: no podría derivar hacia la asimilación o la fusión de dos, ni hacia la violación o el ultraje del otro.
Carlos Skliar (PhD). Flacso, Argentina
El libro de Miguel, en tanto testimonio de un trabajo apasionante y complejo, llega como un regalo que sorprende e interpela a los nuevos relatos sobre la diversidad. Regalo o presente, que asoma en un presente confuso y difícil, asediado por regalos tramposos, como aquel regalo mítico, concebido en la noche de los tiempos, que consagró Homero en La Ilíada. Aprender a vivir juntos es la gran apuesta que nos reta este lindo libro.
Eduardo de la Vega (PhD). UNR, Argentina