Los procesos dermatológicos de los niños y/o las preguntas que nos hacen las madres sobre algo que han observado en la piel de su hijo, son problemas a los que los pediatras se enfrentan, prácticamente, a diario en el ejercicio de su profesión y son preguntas que requieren contestación inmediata. Siendo la piel el órgano más extenso, de mayor expresividad clínica y el más accesible del organismo, el pediatra no puede perder la valiosa información que tiene delante, por lo que está obligado a conocer y reconocer el repertorio de manifestaciones clínicas con que se expresa nuestra superficie cutánea.