A partir de la identificación de la perspectiva moral con la imparcialidad, algunas tradiciones culturales consideran que la experiencia del amor y las relaciones amorosas nos empujan a ser parciales y por tanto injustos o inmorales. Sin embargo, aunque muy extendido, este punto de vista es sumamente discutible, como hace sospechar por ejemplo la enorme relevancia del amor para nuestra constitución como personas y para nuestras vidas. Desafíos como ese que atribuye el cargo de inmoralidad al amor, estimulan de nuevo la reflexión filosófica sobre un tema acerca del cual creemos saberlo todo y respecto al que tenemos no obstante más necesidad de aprender que sobre cualquier otro.