Se dice que los personajes de Julio Ramón Ribeyro son seducidos por la frustración. Eso se videncia desde "La vida gris", el primer cuento que publicó, llamado con razón como el padre de sus relatos. Una situación ribeyriana termina siempre en un chasco.
¿Hay algo en común en estos cuentos: el fatástico "La insignia", el social "Al pie del acantilado", el reflexivo "Silvio en El Rosedal", el biográfico "Solo para fumadores" o el evocativo "Los otros"? Esa mirada tan particular del mundo. Esa prosa tan limpia. Ese estilo tan perenne.
Lo cierto es que la obra de Ribeyro permanece a través de las modas.