Los cuentos de Las islas nos hablan desde los límites porosos de los territorios inventados, ganados para la literatura y el mito. Yushimito construye un Brasil que podría ser cualquier páis, cualquier puerto de entrada a dos clases de mundo: uno marginal y otro aparentemente moderno; dos caras de un mismo tiempo atravesado por sus tensiones y desencuentros.
Todo es evanescente en Las islas; los ritos de la muerte, violencia y venganza, y los personajes que practican a diario, sean grandes y pequeños narcotraficantes, sicários, bandoleros o indefensos vendedores de una tienda de electrodomésticos. Sin embargo, en medio de la aparente incertidumbre, espectral y milagrosa, que nos rodea, también hay un instante para vislumbrar el lado oscuro a través de la poesía.